El 28 de febrero de 1943, con un permiso de un día de Fort Snelling, Sparky regresó del cuartel al lecho de su madre, ascendiendo por las escaleras hasta el apartamento del segundo piso en la esquina de Selby y las avenidas de North Snelling, al que los Schulz se habían mudado para que su padre, que trabajaba en su peluquería de Selby, y el farmacéutico de la farmacia de la esquina, pudiesen correr escaleras arriba para administrar la morfina en el peor de los tormentos de Dena. Esa noche, antes de volver al cuartel, Sparky entró en el dormitorio de su madre. Ella estaba de espaldas a él en su cama contra la pared, frente a las ventanas que daban a la calle. Él dijo que suponía que era hora de irse.
-"Sí"-dijo ella-, "supongo que deberíamos despedirnos." Volvió la mirada hacia él lo mejor que pudo. -"Bueno"-dijo ella-, "adiós, Sparky. Probablemente nunca volveremos a vernos."
Más tarde, él diría: "Nunca superaré esa escena mientras viva", y de hecho no pudo, hasta el día de su propia muerte. Sin duda fue la peor noche de su vida, la noche de "mi gran tragedia", que en repetidas ocasiones expresó en términos de su apasionado sentido de insatisfacción porque su madre nunca "tuvo la oportunidad de verme conseguir publicar algo."
La veía siempre desde la distancia, y según fueron pasando los años, con cada nuevo y estoico relato, el momento se hizo más y más icónico. Estaba a salvo, congelado en el tiempo.. una despedida desconcertante por su serena y fría determinación, como el diálogo de la madre mientras se prepara para perder a su hijo en Ciudadano Kane: "Tengo su maleta hecha. La hice hace una semana." Con frecuencia, a menudo en público, Sparky abocetó el terrible patetismo resignado de lo que su madre le había dicho aquella noche. Sólo cuando se hizo mayor y experimentó la paternidad pudo "entender el dolor y el miedo que ella debió de sentir, pensando en lo que iba a ser de mí."
-"Sí"-dijo ella-, "supongo que deberíamos despedirnos." Volvió la mirada hacia él lo mejor que pudo. -"Bueno"-dijo ella-, "adiós, Sparky. Probablemente nunca volveremos a vernos."
Más tarde, él diría: "Nunca superaré esa escena mientras viva", y de hecho no pudo, hasta el día de su propia muerte. Sin duda fue la peor noche de su vida, la noche de "mi gran tragedia", que en repetidas ocasiones expresó en términos de su apasionado sentido de insatisfacción porque su madre nunca "tuvo la oportunidad de verme conseguir publicar algo."
La veía siempre desde la distancia, y según fueron pasando los años, con cada nuevo y estoico relato, el momento se hizo más y más icónico. Estaba a salvo, congelado en el tiempo.. una despedida desconcertante por su serena y fría determinación, como el diálogo de la madre mientras se prepara para perder a su hijo en Ciudadano Kane: "Tengo su maleta hecha. La hice hace una semana." Con frecuencia, a menudo en público, Sparky abocetó el terrible patetismo resignado de lo que su madre le había dicho aquella noche. Sólo cuando se hizo mayor y experimentó la paternidad pudo "entender el dolor y el miedo que ella debió de sentir, pensando en lo que iba a ser de mí."
('Schulz and Peanuts' de David Michaelis)
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4 comentarios:
Joder! Qué texto más fuerte. Es triste, la verdad.
En fin, yo que venía aquí en plan coña después de tu mail e iba a dejar un comentario tipo
"Se me ha ocurrido que este fin de semana podríasmo..." Me has quitado las ganas.
Dos pies (que es más que un brazo).
Así es la vida, alegre a veces y triste otras
Duro documento, si señor...
Es un buen comienzo para este fin de semana Penauts que propones, seguiremos la estela.
A mí, más que a Ciudadano Kane como se comenta, me recuerda más a las obras dramáticas de Arthur Miller, (sin que por ello quiera decir que no fuese así de dramático, claro).
Impacientes Saludos.
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