The Coffin, de Phil Hester y Mike Huddleston

El Dr Ashar Ahmad trabaja en bio-tecnología con aplicaciones médicas. Con la prueba científica de que las cosas vivas tienen alma, ha desarrollado una armadura hermética a base de capas superpuestas de un plástico especial, que conserva el alma después de que el cuerpo haya muerto. Los fondos para su investigación provienen de Heller, un hombre que ha extendido su vida mediante métodos dudosos, gracias a su fortuna. Creyendo que Ahmad ha desarrollado algo que puede usar para que su persona favorita, él mismo, siga viviendo, Heller roba sus datos y destruye su laboratorio con Ahmad dentro. Tras ver sin demasiada aflicción cómo muere su ayudante/ amante ocasional/ madre de su hija a la que nunca ha tenido interés en conocer, el moribundo Ahmad se arrastra hasta el prototipo que ha creado, un "ataud" que lo mantiene vivo a pesar de la muerte de su cuerpo. Pero sólo Ahmad puede recrear su obra y los "ataudes" que Heller fabrica son defectuosos. Heller envía a su ejército de muertos equipados con la tecnología de Ahmad para capturarle, y emprende las gestiones legales para adoptar a su hija ahora huérfana, asegurándose un rehén que hará que Ahmad vuelva a trabajar para él...

Un muy buen comic éste. Hester en su trabajo más relevante como guionista -tanto por la calidad del comic como por las reflexiones que hace sobre temas como la muerte, el alma, el infierno- y un dibujo en b/n muy potente de Huddleston. Me costó tiempo encontrarlo por internet a un precio razonable (en las tiendas de comics parece imposible) pero finalmente lo conseguí en Ebay.

Actualización:

He encontrado unas declaraciones de Phil Hester en Zona Negativa el año pasado, que son impecables:

David Fernández.- Has declarado que tu “trinidad” particular sería la integrada por Jack Kirby, Frank Miller y Alan Moore ¿Cómo han influido estos autores en tu carrera?

Phil Hester.- Jack Kirby es imaginación pura y dura, y un genio visual. Su exhuberancia es como una fuerza de la naturaleza. Cada día intento capturar aunque sea una minúscula parte de su fuerza explosiva como artista. No se ponía ningún límite.

Frank Miller es el narrador definitivo. Puede haber mejores dibujantes o mejores guionistas, pero no las dos cosas a la vez. Entiende a la perfección el equilibrio entre imágenes y palabras, y puede capturar a los lectores mediante cualquiera de las dos. Tiene un profundo conocimiento del dramatismo, tanto físico como emocional. Intento mantener ese equilibrio de palabras e imágenes en mi cabeza en todo momento.

Alan Moore es la gran mente maestra de los comics. No es sólo que los conceptos con los que trabaja son únicos y atractivos, sino que su presentación está tan bien hecha que es capaz de implicar a los lectores sin que ellos lo sepan, de forma inconsciente. Intento imitar su sentido de la oportunidad, su capacidad de aunar todos los elementos de un argumento en un momento crítico de la historia.
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