Pregunta: ¿Puedes decirnos algo de tu enfoque sobre el arte de Kickback, ya que hiciste el dibujo y el color?
David Lloyd: Se dibujó a la medida francesa, porque ellos fueron los primeros que lo publicaron. Te diré cómo lo hice técnicamente. El arte se hizo en blanco y negro, a la medida de un escaner A4. Hay algo de minimalismo en ello. Tomé impresiones en blanco y negro del arte y lo coloreé con lápices de colores, y lo volví a escanear. Luego pasó por alguna manipulación con Photoshop, usando ciertos filtros para cambiar o mantener la textura de color de los lápices. Como puedes ver en Kickback, hay una calidad especial de textura, que va muy bien con el tono detectivesco/noir de la historia.
David Lloyd: Se dibujó a la medida francesa, porque ellos fueron los primeros que lo publicaron. Te diré cómo lo hice técnicamente. El arte se hizo en blanco y negro, a la medida de un escaner A4. Hay algo de minimalismo en ello. Tomé impresiones en blanco y negro del arte y lo coloreé con lápices de colores, y lo volví a escanear. Luego pasó por alguna manipulación con Photoshop, usando ciertos filtros para cambiar o mantener la textura de color de los lápices. Como puedes ver en Kickback, hay una calidad especial de textura, que va muy bien con el tono detectivesco/noir de la historia.
P: Creo que las imágenes tienen una calidad especial, nostálgica y descarnada.
David Lloyd: Bueno, si comparas Kickback con los comics americanos de crímenes, allí hay un gran movimiento hacia el fotorrealismo, y a mí no me interesa eso. Me interesa el impresionismo. También soy un gran fan de algunas películas de crímenes, y quería hacer algo como eso, con ese sabor.
David Lloyd: Bueno, si comparas Kickback con los comics americanos de crímenes, allí hay un gran movimiento hacia el fotorrealismo, y a mí no me interesa eso. Me interesa el impresionismo. También soy un gran fan de algunas películas de crímenes, y quería hacer algo como eso, con ese sabor.
P: En tu página web mencionas películas que te inspiraron como ‘A quemarropa’, de John Boorman.
David Lloyd: Sí, quería hacer algo como eso. En algunas de esas películas, el guión era justo lo que necesitabas para cualquier cosa que estuvieses diciendo, mientras que en muchas películas y comics actuales de America todo el mundo está hablando, charlando todo el tiempo. Es muy molesto, porque no es instructivo, no hace avanzar la historia, no nos dice nada sobre los personajes, es sólo escritores enamorados de sí mismos.
David Lloyd: Sí, quería hacer algo como eso. En algunas de esas películas, el guión era justo lo que necesitabas para cualquier cosa que estuvieses diciendo, mientras que en muchas películas y comics actuales de America todo el mundo está hablando, charlando todo el tiempo. Es muy molesto, porque no es instructivo, no hace avanzar la historia, no nos dice nada sobre los personajes, es sólo escritores enamorados de sí mismos.
Como en New Avengers: Brian Michael Bendis, encantado de conocerse
P: ‘A quemarropa’ es una película sobre una cierta forma Británica/Europea de ver los EEUU. ¿Crees que usaste una forma especialmente Europea o Británica de ver un género americano?
David Lloyd: Los EEUU de Kickback son un lugar mítico, unos EEUU genéricos. Me interesan como telón de fondo. Estoy contando una historia sobre un policía corrupto en una fuerza corrupta, qué le llevó a corromperse y cómo y porqué sale de ahí. Mi concepto de la corrupción es que para ser corrupto, tienes que sentirte como un criminal. Tienes que sentirte culpable. Para la gente que es feliz consigo misma, es muy difícil corromperse. Quería contar esta historia con un telón de fondo familiar, común. Llamé a la ciudad Franklin City, en el estado de New Plymouth, pero podría ser New York, Chicago, cualquier sitio. La razón por la que no quería usar una ciudad real es que habría quedado atrapado por la autenticidad. Tendría que haber estado seguro del lugar, lo que es innecesario, porque la historia que cuento es una historia general contra un telón de fondo familiar, como un telón de fondo teatral. En un teatro, puedes pintar un rascacielos en el fondo y tener una historia realista pasando delante de él. Y nadie se va a preocupar por el telón de fondo. Sólo les interesa la gente. Y éso es lo que quería hacer en Kickback. Y tampoco quería la frustración de tener que usar mucho material de referencia, porque antes había hecho War Stories con Garth Ennis, que tenía que ser muy preciso y me volvía loco. Estoy orgulloso de cómo salieron esas historias, pero hacerlas fue un asesinato. Sentarte en el tablero de dibujo, mirando un gran libro de referencias a un lado y una fotografía del Imperial War Museum al otro lado, y tiene que estar todo correcto. Si estás contando una historia realista sobre una guerra real, tienes que hacerlo con exactitud. Ese es mi trabajo, y era parte de él hacerlo así. Estuve feliz de hacerlo, pero luego me dí cuenta de que no me había divertido mucho haciéndolo.
P: Recientemente ha habido un resurgimiento de los comics de género negro, la mayoría obra de escritores como Brian Bendis, Ed Brubaker o Greg Rucka. Kickback parece algo diferente de esos comics americanos porque tiene más en común con el noir clásico, el “melodrama oscuro”. ¿Por qué elegiste este enfoque?
David Lloyd: Creo que es el mejor modo de contar una historia. Un montón de thrillers y dramas de crímenes actuales son muy complejos, y yo quería hacer algo más simple. Quería crear una estructura , una trama que sirviera sólo como medio para contar una historia sobre Joe. Todo va sobre él. Quería esa situación clásica, no quería muchas complicaciones. La situación básica no es original, hay muchos personajes que son clichés.
P: Pero hay belleza en los clichés cuando se usan bien.
David Lloyd: Por supuesto. Exactamente. Son símbolos, son cifras. Es como en V de Vendetta. El personaje de Finch, es un clásico. Es como Donald Pleasence. Los usas para contar una historia.
P: La estructura de Kickback recuerda mucho al cine clásico de Hollywood en que el conflicto personal de Joe está intrínsecamente ligado al conflicto social. Ambos marcados por el cinismo, negociabilidad y corrupción.
David Lloyd: Es verdad, totalmente cierto. Es un tema muy importante en la obra. Los movimientos políticos sólo funcionan si el individuo está de acuerdo. (Levanta su copa de vino tinto) El individuo siempre quiere más vino. La Corrupción es coger más de lo que te corresponde. Hay elecciones y hay dos candidatos: uno de ellos, y tú lo sabes, es mejor para la sociedad como conjunto, pero no te ofrece nada más de lo que ya tienes. Pero el otro candidato te va a poner 10 dólares más en el bolsillo. Todos tenemos facturas, familia, hipotecas. Es muy fácil para nosotros decir, “este tipo nos va a dar 10 dólares más, voy a votarlo”. Haces ese movimiento y te vuelves corrupto. Hacemos éso todo el rato, pero nunca pensamos en nosotros mismos como villanos. Sólo hacemos lo que todo el mundo hace. Joe en Kickback es igual, pero hay un punto en la novela gráfica en que se vuelve responsable.
P: ¿Crees que usar el género de ficción como medio para tratar temas como el capitalismo enloquecido, donde todo es negociable, es aún una idea artísticamente vital?
David Lloyd: Mucho, ese es el corazón de la corrupción. No hay bastantes historias como esa en el medio, y ésa es una de las razones por las que los comics no son lo bastante respetados, tanto aquí como en América. Específicamente en America y en Reino Unido. Raymond Chandler, por ejemplo, estuvo siempre interesado en contar historias sobre la corrupción, y Marlowe era su caballero blanco, el único hombre honorable. Era más un concepto de fábula, mientras que Dashiell Hammett estaba más enraizado en la realidad. Ojalá más comics lo hicieran, que los escritores y artistas estuviesen más interesados en las ideas que en los personajes. El problema principal de la industria americana es que está completamente preocupada por los personajes. Ya sabes, venden Spider-Man y Batman y Superman. Incluso cuando el protagonista no es un superhéroe, como Sandman, aún siguen vendiendo el personaje. El personaje tiene que tener una cierta imagen, para llegar al mayor número de gente posible y que compren el comic. No se le puede comprometer. Yo estoy interesado en los personajes como medio para contar una historia, un medio para decir algo sobre la gente. En la mayoría de los países occidentales, los comics se usan para vender personajes con licencia, personajes simples. Me interesan más los personajes como Steve McQueen en Bullitt. No era un héroe al uso. Al final, ves que está cuestionando su vida. Y no hicieron otra película después. No hizo lo que Clint Eastwood hizo con las películas de Harry el Sucio, destrozando la idea original con las secuelas.
P: En Kickback, consigues una densidad de imágenes, de signos, metáforas visuales, que es muy raro en el medio, en especial en los comics americanos.
David Lloyd: Sabes, estamos siempre rodeados por imágenes. La metáfora central de Kickbak está en la cabeza de Joe. Pero él no quiere recordar. Es la imagen del coche, estar atrapado en ese coche que se hunde hasta el fondo del río. Y éso surge en su miedo a entrar en el dirigible cuando es un niño.
David Lloyd: Los EEUU de Kickback son un lugar mítico, unos EEUU genéricos. Me interesan como telón de fondo. Estoy contando una historia sobre un policía corrupto en una fuerza corrupta, qué le llevó a corromperse y cómo y porqué sale de ahí. Mi concepto de la corrupción es que para ser corrupto, tienes que sentirte como un criminal. Tienes que sentirte culpable. Para la gente que es feliz consigo misma, es muy difícil corromperse. Quería contar esta historia con un telón de fondo familiar, común. Llamé a la ciudad Franklin City, en el estado de New Plymouth, pero podría ser New York, Chicago, cualquier sitio. La razón por la que no quería usar una ciudad real es que habría quedado atrapado por la autenticidad. Tendría que haber estado seguro del lugar, lo que es innecesario, porque la historia que cuento es una historia general contra un telón de fondo familiar, como un telón de fondo teatral. En un teatro, puedes pintar un rascacielos en el fondo y tener una historia realista pasando delante de él. Y nadie se va a preocupar por el telón de fondo. Sólo les interesa la gente. Y éso es lo que quería hacer en Kickback. Y tampoco quería la frustración de tener que usar mucho material de referencia, porque antes había hecho War Stories con Garth Ennis, que tenía que ser muy preciso y me volvía loco. Estoy orgulloso de cómo salieron esas historias, pero hacerlas fue un asesinato. Sentarte en el tablero de dibujo, mirando un gran libro de referencias a un lado y una fotografía del Imperial War Museum al otro lado, y tiene que estar todo correcto. Si estás contando una historia realista sobre una guerra real, tienes que hacerlo con exactitud. Ese es mi trabajo, y era parte de él hacerlo así. Estuve feliz de hacerlo, pero luego me dí cuenta de que no me había divertido mucho haciéndolo.
P: Recientemente ha habido un resurgimiento de los comics de género negro, la mayoría obra de escritores como Brian Bendis, Ed Brubaker o Greg Rucka. Kickback parece algo diferente de esos comics americanos porque tiene más en común con el noir clásico, el “melodrama oscuro”. ¿Por qué elegiste este enfoque?
David Lloyd: Creo que es el mejor modo de contar una historia. Un montón de thrillers y dramas de crímenes actuales son muy complejos, y yo quería hacer algo más simple. Quería crear una estructura , una trama que sirviera sólo como medio para contar una historia sobre Joe. Todo va sobre él. Quería esa situación clásica, no quería muchas complicaciones. La situación básica no es original, hay muchos personajes que son clichés.
P: Pero hay belleza en los clichés cuando se usan bien.
David Lloyd: Por supuesto. Exactamente. Son símbolos, son cifras. Es como en V de Vendetta. El personaje de Finch, es un clásico. Es como Donald Pleasence. Los usas para contar una historia.
P: La estructura de Kickback recuerda mucho al cine clásico de Hollywood en que el conflicto personal de Joe está intrínsecamente ligado al conflicto social. Ambos marcados por el cinismo, negociabilidad y corrupción.
David Lloyd: Es verdad, totalmente cierto. Es un tema muy importante en la obra. Los movimientos políticos sólo funcionan si el individuo está de acuerdo. (Levanta su copa de vino tinto) El individuo siempre quiere más vino. La Corrupción es coger más de lo que te corresponde. Hay elecciones y hay dos candidatos: uno de ellos, y tú lo sabes, es mejor para la sociedad como conjunto, pero no te ofrece nada más de lo que ya tienes. Pero el otro candidato te va a poner 10 dólares más en el bolsillo. Todos tenemos facturas, familia, hipotecas. Es muy fácil para nosotros decir, “este tipo nos va a dar 10 dólares más, voy a votarlo”. Haces ese movimiento y te vuelves corrupto. Hacemos éso todo el rato, pero nunca pensamos en nosotros mismos como villanos. Sólo hacemos lo que todo el mundo hace. Joe en Kickback es igual, pero hay un punto en la novela gráfica en que se vuelve responsable.
P: ¿Crees que usar el género de ficción como medio para tratar temas como el capitalismo enloquecido, donde todo es negociable, es aún una idea artísticamente vital?
David Lloyd: Mucho, ese es el corazón de la corrupción. No hay bastantes historias como esa en el medio, y ésa es una de las razones por las que los comics no son lo bastante respetados, tanto aquí como en América. Específicamente en America y en Reino Unido. Raymond Chandler, por ejemplo, estuvo siempre interesado en contar historias sobre la corrupción, y Marlowe era su caballero blanco, el único hombre honorable. Era más un concepto de fábula, mientras que Dashiell Hammett estaba más enraizado en la realidad. Ojalá más comics lo hicieran, que los escritores y artistas estuviesen más interesados en las ideas que en los personajes. El problema principal de la industria americana es que está completamente preocupada por los personajes. Ya sabes, venden Spider-Man y Batman y Superman. Incluso cuando el protagonista no es un superhéroe, como Sandman, aún siguen vendiendo el personaje. El personaje tiene que tener una cierta imagen, para llegar al mayor número de gente posible y que compren el comic. No se le puede comprometer. Yo estoy interesado en los personajes como medio para contar una historia, un medio para decir algo sobre la gente. En la mayoría de los países occidentales, los comics se usan para vender personajes con licencia, personajes simples. Me interesan más los personajes como Steve McQueen en Bullitt. No era un héroe al uso. Al final, ves que está cuestionando su vida. Y no hicieron otra película después. No hizo lo que Clint Eastwood hizo con las películas de Harry el Sucio, destrozando la idea original con las secuelas.
P: En Kickback, consigues una densidad de imágenes, de signos, metáforas visuales, que es muy raro en el medio, en especial en los comics americanos.
David Lloyd: Sabes, estamos siempre rodeados por imágenes. La metáfora central de Kickbak está en la cabeza de Joe. Pero él no quiere recordar. Es la imagen del coche, estar atrapado en ese coche que se hunde hasta el fondo del río. Y éso surge en su miedo a entrar en el dirigible cuando es un niño.
P: El modo en que estructuras la historia basada en los recuerdos reprimidos de Joe me recordaba mucho a “Marnie la ladrona” de Hitchcock.
David Lloyd: Totalmente. La verdad es que me gusta mucho el cine. Intento contar una historia que es como una película, usando las mismas técnicas que el cine. No quería dejar totalmente clara la metáfora central. Pero me frustro cuando leo reseñas, había una reseña en particular en que el autor decía que no entendía la metáfora. Ahí está el gran almacén, y doy una pista con el paseo axial, y de ahí no cuesta mucho llegar al dirigible, y luego a la ballena y por último al coche sumergido.
David Lloyd: Totalmente. La verdad es que me gusta mucho el cine. Intento contar una historia que es como una película, usando las mismas técnicas que el cine. No quería dejar totalmente clara la metáfora central. Pero me frustro cuando leo reseñas, había una reseña en particular en que el autor decía que no entendía la metáfora. Ahí está el gran almacén, y doy una pista con el paseo axial, y de ahí no cuesta mucho llegar al dirigible, y luego a la ballena y por último al coche sumergido.
P: Creo que hasta cierto punto, hemos perdido algo de cultura visual, de facilidad con las imágenes, con leer y descifrar imágenes.
David Lloyd: Creo que es incluso peor en los comics, porque la gente actualmente quiere que se le explique todo. Quieren que se les conduzca como ganado a través de una historia. No quieren que les guíes, quieren que se lo expliques. Y si haces eso, ¿qué sentido tiene? Mucha gente piensa que la muerte del cine vino con la introducción del sonido, porque la perfección de lo que podías hacer con sólo una imagen murió por causa del sonido. Las mejores películas usan el sonido sólo lo necesario, y las imágenes igual, como en una danza perfecta. Y en los comics es igual. Pero el problema de muchos comics, al menos en America y el Reino Unido, es que es un negocio de escritores. Los escritores se sientan para contar una historia y la escriben en diálogo y recuadros explicativos. Así que el artista se convierte en un mero ilustrador. No es parte de la narración. Pero si eres escritor-artista, no puedes separar una cosa de la otra. No puedes quitar las imágenes y seguir entendiendo la historia, ni quitar el guión y entenderla. Pero en la mayoría de comics, puedes quitar el arte y sigues entendiendo qué está pasando. Eso no es narración de comic pura.
P: Supongo que en los comics mainstream americanos, el escritor a menudo no sabe ni quien dibujará el comic. Por eso los guiones no se adaptan al artista.
David Lloyd: Sean cuales sean las circunstancias que llevan a eso, el resultado no es el mejor, porque es un producto industrial. La mayoría de los comics americanos son un negocio industrial.
P: La cadena de montaje no es por fuerza algo malo, si consideramos los logros del cine clásico de Hollywood.
David Lloyd: Los productores del cine clásico de Hollywood sabían de cine. Y sabían cómo hacer una buena película. No creo que haya mucha gente en el comic que sepa lo que está haciendo. No hay un aprendizaje sólido en el comic. Tienes narradores muy malos trabajando con otros buenos. Es una industria muy inmadura, nunca ha desarrollado reglas reales a las que alguien se atenga. Había un puñado de profesionales con verdadera experiencia, como Archie Goodwin o Will Eisner, veteranos que sabían exactamente lo que estaban haciendo, pero muy pocos se les pueden comparar.
P: Volviendo a Kickback – en la mayoría del genéro negro, la perspectiva del narrador es muy subjetiva. El Noir trata a menudo sobre lo poco que se puede confiar en todo y en todos, incluído el protagonista. En Kickback has optado por una narración en 3ª persona, mucho más “objetiva”. ¿Por qué?
David Lloyd: Sobre todo porque no me interesaba seguir un formato de estilo, una plantilla de estilo. Lo más importante era contar una historia de Joe. Él es el centro de todo, y la gente a su alrededor son satélites, básicamente. Incluso cuando no está en la historia, la escena termina contando una parte de su historia. Todo se supedita a él. Quería que fuese real, quería contar una historia real. Lo que estabas describiendo ahora mismo es un recurso estilístico, y no me interesa el estilo per se. Una forma de narrar como el género negro me es útil como herramienta. Hice un comic de Alien en Dark Horse, pero la ciencia ficción era sólo un medio de contar la historia de Frank, el protagonista, no de los aliens. Me encanta el noir, pero es sólo un camino.
David Lloyd: Creo que es incluso peor en los comics, porque la gente actualmente quiere que se le explique todo. Quieren que se les conduzca como ganado a través de una historia. No quieren que les guíes, quieren que se lo expliques. Y si haces eso, ¿qué sentido tiene? Mucha gente piensa que la muerte del cine vino con la introducción del sonido, porque la perfección de lo que podías hacer con sólo una imagen murió por causa del sonido. Las mejores películas usan el sonido sólo lo necesario, y las imágenes igual, como en una danza perfecta. Y en los comics es igual. Pero el problema de muchos comics, al menos en America y el Reino Unido, es que es un negocio de escritores. Los escritores se sientan para contar una historia y la escriben en diálogo y recuadros explicativos. Así que el artista se convierte en un mero ilustrador. No es parte de la narración. Pero si eres escritor-artista, no puedes separar una cosa de la otra. No puedes quitar las imágenes y seguir entendiendo la historia, ni quitar el guión y entenderla. Pero en la mayoría de comics, puedes quitar el arte y sigues entendiendo qué está pasando. Eso no es narración de comic pura.
P: Supongo que en los comics mainstream americanos, el escritor a menudo no sabe ni quien dibujará el comic. Por eso los guiones no se adaptan al artista.
David Lloyd: Sean cuales sean las circunstancias que llevan a eso, el resultado no es el mejor, porque es un producto industrial. La mayoría de los comics americanos son un negocio industrial.
P: La cadena de montaje no es por fuerza algo malo, si consideramos los logros del cine clásico de Hollywood.
David Lloyd: Los productores del cine clásico de Hollywood sabían de cine. Y sabían cómo hacer una buena película. No creo que haya mucha gente en el comic que sepa lo que está haciendo. No hay un aprendizaje sólido en el comic. Tienes narradores muy malos trabajando con otros buenos. Es una industria muy inmadura, nunca ha desarrollado reglas reales a las que alguien se atenga. Había un puñado de profesionales con verdadera experiencia, como Archie Goodwin o Will Eisner, veteranos que sabían exactamente lo que estaban haciendo, pero muy pocos se les pueden comparar.
P: Volviendo a Kickback – en la mayoría del genéro negro, la perspectiva del narrador es muy subjetiva. El Noir trata a menudo sobre lo poco que se puede confiar en todo y en todos, incluído el protagonista. En Kickback has optado por una narración en 3ª persona, mucho más “objetiva”. ¿Por qué?
David Lloyd: Sobre todo porque no me interesaba seguir un formato de estilo, una plantilla de estilo. Lo más importante era contar una historia de Joe. Él es el centro de todo, y la gente a su alrededor son satélites, básicamente. Incluso cuando no está en la historia, la escena termina contando una parte de su historia. Todo se supedita a él. Quería que fuese real, quería contar una historia real. Lo que estabas describiendo ahora mismo es un recurso estilístico, y no me interesa el estilo per se. Una forma de narrar como el género negro me es útil como herramienta. Hice un comic de Alien en Dark Horse, pero la ciencia ficción era sólo un medio de contar la historia de Frank, el protagonista, no de los aliens. Me encanta el noir, pero es sólo un camino.
P: Y para terminar – Kickback tiene un final positivo, más o menos. Eso es muy inusual en la ficción noir, que tomó mucha parte en el establecimiento de “malos finales” que contradecían el sueño americano. ¿Es importante para tí que la historia tenga un fondo moral, que el orden se reestablezca al final?
David Lloyd: Dios, sí. Realmente soy muy cínico. Creo que la gente es muy corrupta. Somos innatamente corruptos. Pero quería el final made in Hollywood. Quería algo feliz, porque creo que hay una cura, y está en reconocer de dónde viene nuestra culpa, y, si es posible, quitarla de nuestros hombros. Y eso es lo que le pasa a Joe, porque descubre que no hay razón para sentirse culpable. Y así se libera a sí mismo de la necesidad de ser corrupto. Y entonces es un mundo mejor, al menos para él. Yo quería esa liberación, esa libertad. Creo que el cinismo esta creciendo demasiado en la sociedad actual. En el mundo occidental, todos los ideales, como socialismo contra capitalismo, han desaparecido. Vivimos en una sociedad globalmente capitalista. Y tenemos siempre que transigir y hacer concesiones con nuestros ideales. Por eso nos volvemos cínicos. Quería liberar al lector de ese peso, y por eso elegí ese tipo de final. Creo que lo necesitamos. Necesitamos creer que hay alguna salida, sea verdad o no.
David Lloyd: Dios, sí. Realmente soy muy cínico. Creo que la gente es muy corrupta. Somos innatamente corruptos. Pero quería el final made in Hollywood. Quería algo feliz, porque creo que hay una cura, y está en reconocer de dónde viene nuestra culpa, y, si es posible, quitarla de nuestros hombros. Y eso es lo que le pasa a Joe, porque descubre que no hay razón para sentirse culpable. Y así se libera a sí mismo de la necesidad de ser corrupto. Y entonces es un mundo mejor, al menos para él. Yo quería esa liberación, esa libertad. Creo que el cinismo esta creciendo demasiado en la sociedad actual. En el mundo occidental, todos los ideales, como socialismo contra capitalismo, han desaparecido. Vivimos en una sociedad globalmente capitalista. Y tenemos siempre que transigir y hacer concesiones con nuestros ideales. Por eso nos volvemos cínicos. Quería liberar al lector de ese peso, y por eso elegí ese tipo de final. Creo que lo necesitamos. Necesitamos creer que hay alguna salida, sea verdad o no.
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