¡Seguid rockanroleando!

Despues de algunas de mis últimas lecturas, todas ellas de buenos comics, pero que no habían llegado a emocionarme (aunque siempre influye un imponderable como el estado de ánimo del lector) había empezado a dudar.. (sí,soy de duda fácil), a preguntarme si los comics ya no me gustaban como antes, si estaba madurando -en el mal sentido- y debería dejarme engordar, casarme y tener hijos ;) hasta que ayer por la tarde me compré en una tiendecilla muy cerca del trabajo 2 comics que me han hecho recordar porqué me gustan los tebeos; uno de DC y otro de Marvel, para que no haya favoritismos...

Ya había comentado anteriormente que esta colección (la única en grapa que me pillo en España ahora mismo) me gustaba mucho -además Green Arrow es uno de mis 2 personajes deceros favoritos, el otro es Bats- pero ninguno de los 3 nºs anteriores me había gustado tanto como este. Las historias en que el héroe (normalmente sin superpoderes) se entrena para superarse suelen estar entre mis favoritas y en este nº, Judd Winick y Scott Mcdaniel llevan esa idea al límite; nunca antes había visto que el héroe se llevase un huevo de maestros de artes marciales a una isla, y no contento con eso aún llamase a alguien más...

De Brubaker he leído poco (creo que solo The Inmortal Iron Fist) y hacía décadas que no me compraba un tebeo del Capitán América (digamos que tenía una visión demasiado patriotera del personaje y hace poco que he empezado a verlo con ojos diferentes). Me gusta el tono en el que está escrito, me gusta que Bru use la Navidad de fondo y me gusta la idea de ésta como una época para recordar las cosas buenas y las malas, un tiempo muerto en medio de nuestras vidas en el que se mezclan la alegría y la tristeza. Afortunadamente el tema de la Civil War (que no me interesa) es casi una anécdota. Es un tebeo bonito y melancólico, como recordar a gente que quisimos y ya no está.

En resumen: dos tebeos muy distintos, uno para divertirse y otro para pensar, pero los dos excelentes.