jueves, 3 de abril de 2008

Dreadstar #15 (Noviembre 1984)

Esta Space Opera con toques místicos narra las aventuras de Vanth Dreadstar -último superviviente de la Via Láctea- y su equipo: el hechicero Syzygy Darklock, la telépata cibernética Willow, el hombre-gato Oedi y el enano Skeevo. Dreadstar llega a la Galaxia Empírica tras los sucesos ocurridos en la Novela gráfica Metamorphosis Odyssey -publicada por Epic Comics- y se pone de parte de la Monarquía contra el Señor Papal, pero acaba siendo un fugitivo cuando la Monarquía cae.
Jim Starlin volcó en esta obra las frustaciones de su etapa en el ejército, en la que sirvió en Vietnam, entre otros sitios: "Básicamente, la primera historia de Dreadstar trataba sobre individuos envueltos en una guerra inútil y había mucho de mi odio, de mi cólera y mi frustración en ella. Hoy pienso que Dreadstar era el último rebelde, y que hay un rebelde dentro de cada persona, igual que hay un rebelde dentro de mí."

Tras la batalla contra el Señor Papal del número anterior, la espada fue destruida y sin ella Dreadstar comenzó a envejecer en segundos, hasta que su deterioro fue frenado momentáneamente por un hechizo de Syzygy.

A través de la espada, que lo cuenta en primera persona, sabemos que fue un ser vivo, casi un dios en otro tiempo. Al ser destruido su cuerpo por una tormenta cósmica, su conciencia se perdió hasta que fue rescatada por Aknaton y canalizada en la espada que acababa de forjar, formando más tarde un vínculo con Dreadstar que preservaba a ambos.



El vínculo entre la espada y Dreadstar debe ser restablecido o será el fin para los dos. La conciencia de la espada curva el tiempo hasta la noche anterior y contacta con Willow durante su sueño, ésta recuerda haber soñado la situación actual, pero sabiendo que no tiene capacidades precognoscitivas, Syzygy intuye que la espada lo ha hecho posible. Willow proyecta telepáticamente su conciencia y la de Syzygy en los restos de la espada y allí conversan con la entidad que la habita, que enseña a Syzygy el hechizo que hará que ella y Dreadstar vuelvan a unirse y ambos salven la vida.

Este giro argumental, junto al cambio de atuendo del protagonista que se dió poco antes, aunque bien ejecutado, hizo que decayera un tanto el tono y la originalidad de la serie, pues convirtió a Dreadstar en una figura superheróica al uso, alejándolo de su imagen de Flecha verde para convertirlo en un Supermán, y privando a la obra del fantástico simbolismo de la espada*, que tanto la enriquecía.



Epílogo: Los 80 fueron los años dorados del comic, superando -si no en imaginación, sí en madurez- a las edades de oro y de plata. El trabajo -y en algunos casos el genio- de autores como Jim Starlin, Frank Miller, Alan Moore, Steve Gerber, Roger Stern, Chris Claremont*...aupó al comic a la categoría de género adulto y para adultos. Creo que la calidad de algunas de las obras realizadas en esa década no ha sido superada aún.


* La espada occidental es recta y tiene referencia a la tradición solar y un simbolismo que cae dentro de lo fálico en atribución a su energía regeneradora que destruye la injusticia y la ignorancia generando paz y justicia, el poder de la luz envainada en la oscuridad de las posibilidades del no-ser y que al ser empuñada en un relámpago denota realización, actividad, acción...creación.

Un capítulo aparte merecería la realización interior y exterior del héroe que tiene las facultades del uso de la espada. Entre la mitología y la realidad, multitudes de iniciados empuñaron la espada para defender milenarios ideales. En la antigua tradición celta encontramos la invencible espada del dios LUG, divinidad de la luz. Arturo, Sigfrido, arquetipos que tuvieron la capacidad de liberar o recomponer sus espadas. Aquel que la puede sacar de su prisión o recomponer si se encuentra rota, recompone el desorden y es capaz de restaurar el orden ideal. Utilizando su voluntad, iluminado por la luz del ideal, decide restaurar para sí y para otros la armonía perfecta, la armonía cósmica.

** Quiero incluir en esta lista a Gerry Conway, autor adelantado a su tiempo que creó en la 1ª mitad de los 70 algunos de los mejores tebeos de Spiderman que se han hecho nunca.

10 comentarios:

FHNavarro dijo...

Dreadstar fue una serie impresionante desde la Odisea hasta al menos sus primeros 33 números que son los que me he leído yo, del resto no puedo opinar.

Claro, he de añadir que tb. tengo un original de Dreadstar :D
Al final os voy a caer gordo.

Un saludo

Jaime Sirvent dijo...

Bruce, totalmente de acuerdo. Los años 80 fueron la mejor época del cómic, ya era hora de que alguien se atreviera a decirlo en voz alta.

Anónimo dijo...

Una gran historia, y muy socarrona. Que Starlin se metiese a crear un universo en vez de a destruirlo o ponerlo en evidencia ya fue bastante chocante. Los 'episodios sociales' oscilan entre lo sosete (el robot redentor, la mercadotecnia) y lo aburrido (la infancia de la ciega). Mis números favoritos son los de la caída del palacio con la lucha contra el zygoteano.
No creo que cayese en lo superheroico por un exceso de superpoderes. Aunque de todas maneras, yo lo habría arrasado todo justo antes de solucionar el universo. Comienzo, comienzo y comienzo... ¿Para qué queremos más?
Por otra parte, Dreadstar me arropó desde pequeñito con una de las preguntas más intrigantes que me haré jamás -aún sin respuesta, quizás por siempre-: ¿Por qué son fascinantes los hombres o mujeres gato/león/leopardo/etc?
Lo de la espada... Yo prefiero el camino arrugado de la imaginación, lo metafórico, la analogía: la espada llama al metal, los dos deben ser trabajados y ahí entra el fuego. Pero en el caso de la espada también el templarla y el afilarla -¡¡¡Cuántos grandes personajes protagonistas y secundarios le deben su función o su carácter al modo particular en que manejan la espada (a veces, solo por su forma o tamaño)!!!-. Los brindis con espadas de los Mosqueteros siempre acaban apuntando hacia arriba, niños que mueven palos para provocar ruido con el roce del aire, etc.
En resumen, la espada como algo que se trabaja y se perfecciona: intelecto para los tarotistas. Quizás aire para los astrólogos.
Y como cualquier otro 'símbolo', pues los calcetines sucios y las cacas de perro también pueden serlo, puede ser utilizado negativamente: un ejemplo, el espadachin lenguaraz. Lengua-aire-espada-fuego-lengua-intelecto.
Las espadas de cristal o cualquier otra especie transparente, de luz o lo que sea, no son raras. Lo fundamental es fijarse en su uso y si este cubre o potencia algún aspecto psicológico del personaje (como explica una y mil veces Ito Ogami a sus nobles adversarios una y otra vez, sorprendidos de que este les haya vencido lanzando su espada con el rollete espada/alma del samurai=gesto indigno). Ahí está Claremont con la Espada-alma de Illyana.
En ese sentido, Dreadstar es un tipo astuto y capaz de tomar una postura. A este último detalle Starlin siempre se ha mostrado muy sensible, y es una divisa en la mayoría de sus personajes. Aunque a Dreadstar le venga de raíz y no de la duda (Warlock) ni de una iniciación en el dolor (Thanos) o el abandono (Gilgamesh, Breed, Hulk).
¡No nos fiemos de los astrólogos, historiadores, biólogos, físicos, etnográfos... siempre quieren demostrar algo!
Mi opinión de esta serie es que Starlin patinó porque fue incapaz de imaginar un universo sin una autoridad totalitaria. Por lo que la crítica de baja intensidad a la religión con eucaristia de peaje quedaba quebrada. ¡Pero como imaginar un universo sin esas confrontaciones!
Ismael, el Tití Ribiera.

Anónimo dijo...

diossssss gloriosa linea epic. si casi huelen los escaneos.

Bruce tirate al barro y saca unos cuantos "aventuras bizarras".

experimento 626

Anónimo dijo...

Dreadstar, uno de los mejores cómics de principios de los 80.

Werewolfie dijo...

Esta es una de las series que he leído de manera más desordenada, pillando de aquí y de allí... No estaría nada mal una reedición, vaya. Quizá lo mejor de Starlin, y una tiene un poquito la impresión de que, después de eso, se ha ido repitiendo... Starlin no es un dibujante especialmente brillante (entre otras cosas, es el típico que se tiene que currar muuuucho la página para que resulte mínimamente convincente, y así y todo mete unas gambas en desproporciones, rigideces y demás a veces de susto), pero resultaba muy llamativo lo currado -precisamente- de las viñetas y la "alta resolución" que tenían los dibujos (por lo visto, dibujaba a un tamaño bastante mayor de lo que después se publicaba, consiguiendo ese trazo finísimo característico). La historia, muy chocante en su día...

Anónimo dijo...

Starlin no necesita referencias. Cuando dibuja una historia no dice "¡Eh, tío yo he leído a no sé quién!", porque el está en el cuento paradójico.
Cuando el tocino superé a la velocidad y a los hombres se basten con una aceituna y un chorrito de sus propios meados al día para alimentarse, estos tebeos se publicarán en toda la galaxia de igual modo que hoy se sigue leyendo a Julio Verne.
¡Adam Hughes tiene las horas contadas!
Ismael, el Tití Ribiera.

Bruce dijo...

"Vida y muerte del Capitán Marvel" viene de camino a mi casa...

Osukaru dijo...

Te ha salido un post cojonudo, Bruce. El cómic me ha llamado mucho la atención, al igual que Starlin y a su arte. Estoy intentando bajar todo lo que pueda de Dreadstar ;)

Me ha encantado el epílogo del post y la aclración del simbolismo de la espada.

Un saludo!.

Bruce dijo...

Fhnavarro: efectivamente ya nos caes gordo :)
jaime: su calidad sólo fue superada por los 90 (broma,broma)
ismael: ajá
626: ya estoy en el barro,todo se andará
etrigan:tienes razón como casi siempre
werewolfie: a mí me gusta mucho su Cap.Marvel
bruce: yo ya lo tengo
osukaru: gracias,majo :)