sábado, 17 de octubre de 2009

Schulz, Carlitos y Snoopy

"Donna fue, en realidad, una pena manejable. Algunos años pensaría en ella constantemente y la recordaría con melancolía frente a sus mejores amigos, tanto que ellos llegaban a sentir lástima por su esposa. Ocasionalmente, en sus años de máximo esplendor, ella le enviaría una postal de cumpleaños firmada sólo con un corazón. Y llegaría un momento, ya avanzada su vida, en el que Sparky volvería a extender sus brazos hacia ella. Pero Donna siempre lo eludía, y él siempre volvía a refugiarse en su tira y en su convicción, cada vez más firme, de que en su caso el trabajo siempre iba a recompensarle más que la vida. Incluso cuando, durante un período de varios años, se vio asaltado por una pesadilla recurrente en la que se encontraba «de vuelta en Art Instruction y ella estaba allí, pero no había esperanzas», seguiría aseverando: «Tuve aquellos terribles sueños durante años, pero luego los he aprovechado todos, por supuesto».

Igual que Henrik Ibsen asimiló lo sucedido con su joven y rapaz admiradora, Emilie Bardach, utilizándola como modelo para Hilda Wangel en "El maestro constructor" («No consiguió hacerse conmigo», dijo Ibsen, «pero yo me hice con ella para mi escritura»), Schulz exprimió al máximo su situación con Donna Johnson. Ante Sherman Plepler, Sparky mostraría al inflexible comerciante que llevaba dentro: «Le saqué un buen beneficio a esa relación»."



Un extracto del adelanto en formato PDF del libro "Schulz, Carlitos y Snoopy", descargable en Cultura Impopular.

Otro extracto, en Es Muy De Comic.
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2 comentarios:

Satur dijo...

Ya lo decía Asimov que no desperdiciaba nada de lo que le pasaba en un diario, todo lo transformaba en una historia. Con la presión de mantener una tira regular sería aún más acuciante esa necesidad.

Bruce dijo...

Sí, supongo que en el fondo todos usan sus propias experiencias. Menos Alan Moore, claro. XD