jueves, 27 de mayo de 2010

Steve Gerber - The Krypton Companion

La contribución de Gerber al mito de Superman durante la era de Julius Schwartz llegó a través de la miniserie The Phantom Zone y su continuación en DC Comics Presents #97.

Marzo 2006

P: Muchos lectores asumen que la miniserie Phantom Zone (#1- #4, Enero-Abril 1982) fue la respuesta de DC a los villanos de la Zona Fantasma que aparecían en la película Superman II, pero podría no ser el caso. ¿Fue inspirado el comic por el éxito de la película?

GERBER: La respuesta breve es ‘sí’. Estoy contento de habernos quedado con la versión comiquera de los villanos, aunque el uniforme de Zod, inspirado en los fascistas italianos, era un poco ridículo.

P: Habías hecho muy poco trabajo para DC antes de esto, Metal Men #45 en 1976 y 3 episodios de Mr. Miracle en 1978. ¿Cómo te eligieron para escribir Phantom Zone?

GERBER: Por lo que recuerdo, Dick Giordano me habló de ello. No es algo que habría salido de mí, porque nunca fui muy fan de los villanos de la Zona Fantasma.

P: Phantom Zone fue editada por Dick Giordano. ¿Por qué no fue supervisada por Julie Schwartz, editor de toda la línea de Superman?

GERBER: Supongo que Dick pensó que yo iba a tener dificultad para trabajar con Julie, cuyo enfoque de la historia y el personaje eran muy diferentes del mío. Supongo que Julie y yo habríamos estado de acuerdo con él. Por mucho que lo admirase, no creo que hubiésemos encajado como editor y escritor a la larga.

P: ¿Te llevaste a tu colaborador en Howard el pato, Gene Colan, o lo eligió Giordano?

GERBER: Por lo que recuerdo, se lo pedí a Dick y accedió inmediatamente. Sabía exactamente qué aspecto tendría el Superman de Gene antes de que lo dibujase, y no me decepcionó. ¡Lo que me sorprendió fue su Clark Kent!. Parecía real y humano, quizá por primera vez en la historia del personaje. Gene lo estaba pasando mal porque estaba muy encasillado en Marvel y DC. En Marvel, se había convertido en el tío que hacía Drácula, por consiguiente, en DC se convirtió por un tiempo en el tío que hacía Batman. Lo veían como un artista que podía crear un cierto ambiente fantasmal. Lo que era cierto, por supuesto, pero no definía los límites de Gene. Era capaz de hacer una maravillosa acción con sabor a ciencia ficción, también.

P: Tú habías escrito un pastiche de Superman casi 10 años antes, en la serie del Hombre Cosa, cuando presentaste a Wundarr (Adventure Into Fear #17,1973) ¿Cuál es la historia detrás de la creación de Wundarr?

GERBER: Nada, excepto mi cariño por Superman y mi deseo de hacer una pequeña parodia-homenaje.

P: Según Roy Thomas, Stan Lee se ofendió por Wundarr. ¿Te dijeron algo Stan o Roy?

GERBER: Fue DC quien se ofendió. Marvel era el ofensor. Lo que intenté que fuese una parodia, DC lo vió como un plagio. Creo que hubo intercambio de palabras fuertes, pero nunca se llegó a juicio. Marvel accedió a publicar otra historia de Wundarr que le diferenciaría totalmente de Superman –que es lo que yo pretendía hacer desde el principio- y eso fue todo. (El planeta de Wundarr nunca explotó, su padre era el alarmista que los ancianos de Krypton pensaban que era Jor-El). Claro que Roy me trasladó el disgusto de Stan por el incidente. Bajo esas circunstancias, Stan tenía todo el derecho a disgustarse, pero aún me sorprende que DC se lo tomase tan en serio.



P: Phantom Zone reintrodujo a Charlie Kweskill (Quex-Ul), empleado del Daily Planet y antiguo villano de la Zona, cuyos poderes poderes y recuerdo habían sido borrados por la kryptonita dorada en su única aparición en Superman #157 (1962). ¿Conocías al personaje antes de desarrollar Phantom Zone o lo descubriste durante tu investigación?

GERBER: Había leído la historia original en su momento, pero su rareza destacó durante mi investigación. Ahí estaba ese kryptoniano, viviendo y trabajando entre humanos, creyendo ser humano, pero con recuerdos profundamente reprimidos de una anterior existencia en otro mundo. Esos conceptos enormes eran lanzados como por casualidad durante los años de Weisinger. Quex-Ul no volvió a aparecer, ni se mencionó su presencia en el Daily Planet. Para mí se convirtió en el gancho que hacía que los villanos de la ZF fuesen comprensibles a nivel humano, el personaje que podía sacar a los otros del terreno de la caricatura.

P: ¿Estabas muy versado en la historia kryptoniana de Superman antes de Phantom Zone?

GERBER: Tanto como cualquiera que creciese leyendo y adorando los comics de Superman de finales de los 50 y principios de los 60. Recuerdo haber leído la primera historia de la Zona Fantasma -que apareció en Superboy o Adventure Comics- cuando se publicó por primera vez. Lo bastante versado para recordar que el Mapa de Krypton que se publicó en el primer Anual de Superman, un comic que no había visto en dos décadas, mencionaba un sitio descrito como la ciudad más antigua de Krypton. No recuerdo ahora el nombre de la ciudad, pero la noción de que existiese parecía abrir enormes posibilidades. Sugería que podría haber habido diferentes culturas en Krypton, diferentes arquitecturas, realidades sociales y económicas. Nunca me creí el concepto de un planeta/una cultura.

P: La portada de Phantom Zone #1 preguntaba, “¿Un método humanitario de confinamiento... o una dimensión sin esperanza?”. ¿Reflejaba Phantom Zone tu visión del sistema penal en el mundo real?

GERBER: No escribí la portada de ese número y no lo ví hasta que estaba en los quioscos. No estaba pensando en los sistemas penales terrestres en ese momento. Estaba intentando decidir si Jor-El había creado un sistema humanitario o una forma sencilla de almacenar criminales fuera de la vista y el pensamiento.

P: La a menudo violenta Phantom Zone presentaba un retrato de Colan de las víctimas de la destructora de hombres Faora Hu-Ul en #1 y al piroquinético Az-Rel prendiendo fuego a Nam-Ek en #2. ¿Algún problema con el Comics Code durante la miniserie?

GERBER: No que yo sepa.

P: En #2, los miembros del equipo SWAT de Metrópolis son heridos por sus propias balas al rebotar en los villanos kryptonianos. Este tipo de realismo había estado mucho tiempo ausente de los comics de Superman. ¿Cuál fue la reacción de Schwartz ante tu visión más oscura del mundo de Superman?

GERBER: Sólo puedo especular. Tuvo que haber algo que le gustase o no me habría ofrecido escribir el último número de DC Comics Presents algunos años después.

P: Los fugados kryptonianos están a punto de provocar la III Guerra Mundial, sus acciones provocan un intercambio nuclear entre los EEUU y la antigua URSS. ¿Creó esto alguna controversia en DC durante esa era pre-Watchmen?

GERBER: No que yo recuerde.

P: ¿Qué le dices a los lectores que piensan que los evadidos de la Zona Fantasma y los otros supervivientes kryptonianos -Krypto, Supergirl, los kandorianos, etc- debilitaban el atractivo de Superman como ‘único hijo de Krypton’?

GERBER: Creo que tenían razón, hasta cierto punto. A los 13 años, podía soportar a Krypto, Supergirl, los de la ZF e incluso toda la ciudad de Kandor. Eran conceptos interesantes que generaban historias interesantes. Para mí se traspasó la línea cuando los padres de Supergirl aparecieron vivos. Cuando pasó eso, abandoné los comics de Superman. No quería quedarme lo bastante para descubrir que Jor-El y Lara también sobrevivieron.

P: Escribiste una secuela para tu miniserie, DC Comics Presents #97 (1986) “Phantom Zone: El Capítulo Final”, con Rick Veitch y Bob Smith. Esa vez trabajaste con el editor Schwartz en una de sus últimas historias. ¿Cuál era la actitud de Julie hacia los cambios que estaba a punto de sufrir el personaje que había editado durante 16 años?

GERBER: Al hablar con él en ese momento, creo que fue como un alivio, como quitarse un peso de encima. Nunca pidió las series de Superman. Creo que habría estado muy contento editando sus personajes revividos, JLA y Strange Adventures toda su carrera.

P: En ‘Capítulo Final’ revelaste que la Zona Fantasma estaba viva, un concepto fascinante. Para los que no hayan leído la historia, ¿podrías resumirla?

GERBER: Por lo que recuerdo, resultaba que la Zona Fantasma no era una dimensión diferente, sino el campo de consciencia que rodeaba a un ser llamado Aethyr. Ese campo tenía límites físicos, así que era posible cruzar la consciencia de Aethyr y salir al ‘otro lado’ de la Zona Fantasma. Esa era la idea básica. Sus ramificaciones eran mucho más complejas.

P: Aunque DCCP #97 se publicó contemporáneamente a la historia imaginaria de Alan Moore, 'Whatever Happened to the Man of Tomorrow?', tu ‘Capítulo Final’ era la despedida dentro de continuidad de las historias pre-crisis de Superman, con Mundo-Bizarro, la 5ª Dimensión de Mr. Mxyzptlk y Argo City destruidas. Al volver a leer ‘Capítulo Final’ 20 años después, me doy cuenta de que tu historia habría sido un buen punto de partida para Superman, sin necesidad del reboot del Hombre de Acero. ¿No crees?

GERBER: No exactamente esa historia, pero algo parecido, narrado en un formato extendido y mayor profundidad, habría funcionado. La serie se estaba ahogando bajo décadas de desorden acumulado y necesitaba una limpieza concienzuda, pero pienso que el reboot se llevó muchas cosas buenas junto con la basura.

P: Siento curiosidad por la renovación de Superman que ofertaste a DC en 1985 junto a Frank Miller. ¿Cuáles eran tus planes?

GERBER: Me llevaría horas. Conceptualmente, lo que queríamos era recrear al personaje con una sensibilidad contemporánea mientras nos ateníamos lo más posible al espíritu del original de Siegel y Shuster. Es vago, lo sé, pero tenía que ver con el lugar de Superman entre la humanidad y su rol como fuerza de justicia social, un tema que, juzgando el primer año del personaje, era muy importante para Jerry Siegel.

(Fuente)
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